Si bien hay un consuelo particular en los planes cuidadosamente elaborados, hay algo más atractivo en las circunstancias que nos presenta el destino, así es el matrimonio de Omar y María José.
Era un sábado soleado, un vestido fuera de serie, un velo lleno de detalles aperlados, destacaban a lo lejos, logro cautivar a los invitados, miradas de asombro al llegar la novia, el novio impaciente por ver a su amada.
Su ramo lleno daba un tono color, hacía referencia al espíritu aventurero de Maria. La ceremonia, con risas y momentos emotivos continuo como se esperaba para culminar, sellaron su matrimonio al firmar el acta que hacía constar su boda.
Al caer la noche, se desarrolló una recepción en los jardines y parte de la casa, iluminada por velas y enmarcada por la naturaleza. Todo parecía un detalle mágico.
Los novios bailaron al ritmo de violín para terminar con un beso que todos aplaudieron y gritaron. Haciendo justicia a cada detalle, los fotógrafos retrataron cada momento. En un va y venir de flashes como una noche de gala de esos eventos de alfombra roja.
Cada detalle se fusiona con un romance sin esfuerzo que se siente refrescantemente moderno pero atemporal. Vegetación rodeaba la velada, haciendo justicia a cada detalle perfectamente elegido por los novios para sus invitados. Los elementos de madera daban ese acento perfecto.
Locación: Santa Angela, El boquerón.
